La actora y arrendataria de la vivienda objeto del caso (cliente) ostenta esa posición desde el año 1948, con lo que existía una larga relación con la arrendadora, que le declaró su voluntad de transmitirle mortis causa dicha vivienda. Una vez fallecida la arrendadora, la arrendataria goza de la posesión puesto que no se ha ejercitado acción reivindicatoria alguna durante diez años, en los que actúa como propietaria de facto. 

Su objetivo no es otro que se declare a la cliente propietaria en pleno dominio del inmueble, inscribiéndose en el Registro de la Propiedad como tal.

La estrategia del Abogado se basa en la aportación de varios documentos que demuestran que la cliente ha actuado desde el fallecimiento de la arrendadora, diez años, como propietaria. No se ha ejercitado acción reivindicatoria del inmueble y, por tanto, se ha producido la prescripción adquisitiva de dicha acción.