Don Noe, de profesión pintor, y Doña Verónica, de profesión asistente, están interesados en realizar una compraventa con una Entidad Mercantil, cuya representación ostenta Doña Ana. De este modo, Don Noe y Doña Verónica son dueños, en pleno dominio y por mitad proindiviso, de una finca urbana; la cual está debidamente inscrita en el Registro de la Propiedad y la cual, además, está al corriente en el pago de los gastos generales de la Comunidad de Propietarios; al igual que está al corriente de pago del IBI.

Sin embargo, la finca tiene una hipoteca a favor de Entidad BV, habiendo sido cancelada y manifestado, Doña Ana, que conoce la situación jurídica de la finca. Aún así, Doña Ana manifiesta que los vendedores figuran como deudores solidarios de Entidad BV por razón de la hipoteca mencionada, perteneciendo dicha sociedad al mismo Grupo Empresarial que la Entidad Mercantil que Doña Ana representa.

Conociendo todos los datos, las partes proceden a formalizar la compraventa.

La estrategia o, mejor dicho para este caso, la labor del abogado es asesorar a su cliente en la compraventa que quiere realizar.