Albacete, 26-09-2005

La profesión habitual de D. Ricardo es la de comercial, de forma que realiza continuos desplazamientos para visitar a clientes, unas veces a pie y otras en coche. Come habitualmente fuera de casa, etc.

En febrero de 2004, D. Ricardo ingresó en cardiología, por haber sufrido un infarto agudo de miocardio y otros problemas coronarios, a consecuencia de los cuales tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones. A raíz de ello, se le informó de que debía evitar realizar esfuerzos y situaciones estresantes. Además, D. Ricardo padecía la enfermedad de Mc Ardle, lo que le implicaba intolerancia al ejercicio, dificultades para mantener el esfuerzo, calambres musculares frecuentes, etc.

Ante tal situación, D. Ricardo solicitó que se le reconociera en situación de Incapacidad Permanente Total, no obstante la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS en adelante) de Albacete, en fecha de 26 de de septiembre de 2005, correspondiente a la fecha de inicio del presente supuesto de hecho. Dicha solicitud le fue denegada por entender que, según informe del Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), las dolencias de D. Ricardo no alcanzaban un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral como para ser constitutivas de incapacidad permanente.

El cliente es D. Ricardo que pretende que se declare que sufre una incapacidad permanente total, con las consecuencias económicas a ello inherentes (pensión vitalicia del 55% de su base reguladora).

El Abogado tiene que formalizar la preceptiva reclamación previa a la vía jurisdiccional. Para demostrar que la pretensión del cliente debe prosperar el Abogado ha de apoyarse en informes médicos que reflejen que D. Ricardo no puede desempeñar las principales tareas de su profesión habitual de comercial, poniendo en relación las dolencias que aquél padece al realizar tales tareas.