Marta regenta un gimnasio junto a su marido. La tarde del 4 de abril de 2.024 ambos tuvieron que recriminarles a unos usuarios, Roberto y a su novia menor de edad, una actitud que tuvieron en los baños masculinos del gimnasio. A causa del enfado, Roberto comenzó a gritar y a tirar los folletos informativos que estaban en el mostrador. El marido de Marta ante esta situación, pidió a Roberto que se marchara del local. Tras esto, Roberto amenazó a ambos con que iba a quemar el local y posteriormente huyó porque la denunciante avisó de que iba a llamar a la policía.

Después de este evento, Marta acudió a comisaría a denunciar los hechos.

El objetivo del cliente ha sido no ser juzgado por el delito de amenazas que relata Marta en el atestado policial.

La letrada se ha limitado a asistir jurídicamente a su representado ya que antes de que hubiera un acto de vista o necesidad de presentación de escritos, la denunciante renunció al ejercicio de la acción civil y de la penal.